miércoles, 7 de julio de 2021

Hechos / Memorias 27

PABLO ES ENVIADO A ROMA.

Hechos/Memorias 27:1-44

[1]Cuando se decidió que habríamos de navegar para Italia, entregaron a Shaúl y algunos otros presos a un oficial del regimiento del Emperador llamado Julio.

[2]Nos embarcamos en un barco Adramiteno que estaba para zarpar hacia los puertos de la costa de la provincia de Asia, y nos hicimos a la mar, con nosotros estaba Aristarco un Macedonio de Tesalónica.

[3]Al día siguiente llegamos a Tzidon; y Julio, tratando a Shaúl con consideración, le permitió visitar amigos y recibir lo que necesitara.

[4]Haciéndonos a la mar desde allí, navegamos a sotavento de Chipre, porque los vientos estaban en contra nuestra,

[5]después a través de mar abierto por la costa de Cilicia y Panfilia; y arribamos a Mira y Licia.

[6]Allí el oficial Romano encontró una nave Alejandrina que zarpaba para Italia y subimos a bordo.

[7]Por un número de días navegando despacio, a duras penas llegamos cerca de Gnido con mucha dificultad. El viento no nos dejaba continuar por la ruta directa, navegando a sotavento de Creta desde Cabo Salmón;

[8]y continuando con dificultad, abrazándonos a la costa, llegamos a un lugar llamado Puerto Placentero, cerca del pueblo de Lasea.

[9]Puesto que habíamos perdido mucho tiempo, y continuar la travesía era muy peligroso, y porque ya había pasado el ayuno de Yom-Kippur,[164] Shaúl les aconsejó:

[10]"Varones, puedo ver que nuestra travesía va a ser una catástrofe, no sólo con grandes pérdidas a la carga y a la embarcación, sino con pérdidas de nuestra vida también."

[11]Sin embargo, el oficial prestó más atención al piloto y al dueño del barco que a lo que Shaúl había dicho.

[12]Además, siendo el puerto inadecuado para invernar, la mayoría llegó a la decisión de navegar de allí con esperanza de arribar en Fénix, otro puerto en Creta, e invernar allí; donde es protegido de los vientos sudoeste y noroeste.

LA TEMPESTAD EN EL MAR.

[13]Y, soplando una brisa suave del sur, ellos pensaron que tenían su meta alcanzable; levantaron el ancla y comenzaron a costear Creta, cerca de la orilla.

[14]Pero no mucho después nos golpeó desde tierra un viento huracanado, el tipo que llaman Evrakilon.

[15]El barco fue arrastrado, y sin poder dar proa frente al viento, nos entregamos a él y nos dejamos llevar.

[16]Y pasando a sotavento de una pequeña isla llamada Cauda, con esfuerzo extremo, pudimos controlar el bote salvavidas.

[17]Lo subieron a bordo y lo ataron con cables al propio barco para reforzarlo. Temiendo encallarnos en los bancos de arena de Sirte, arriaron los mástiles y las velas y entonces continuamos a la deriva.

[18]Pero, como estábamos luchando contra una furiosa tempestad, al día siguiente empezaron a aligerar la nave;

[19]y al tercer día, echaron el equipo de navegar por la borda con sus propias manos.

[20]Ni el sol ni las estrellas aparecieron por muchos días, mientras la tempestad continuaba furiosa, hasta que gradualmente toda esperanza de sobrevivir se desvaneció.

[21]Fue entonces, cuando ya habían estado mucho tiempo sin comer, que Shaúl se paró enfrente de ellos, y dijo: "Me debieron haber hecho caso y no zarpar de Creta; si lo hubieran hecho, hubiéramos escapado esta pérdida desastrosa.

[22]Pero ahora mi consejo es que tengan buen ánimo, porque ni uno de ustedes perderá su vida, sino solamente la nave se perderá.

[23]Porque esta misma noche se paró junto a mí un malaj de YAHWEH, a quien yo pertenezco y a quien sirvo.

[24]El dijo: '¡No tengas miedo, Shaúl! Tienes que comparecer ante el Emperador. ¡Mira! YAHWEH te ha concedido todos los que navegan contigo.'

[25]Por tanto, ¡señores, tengan ánimo! Porque yo confío en YAHWEH y creo que lo que me ha sido dicho se hará realidad.

[26]A pesar de esto, tenemos que encallar en alguna isla."

[27]Era la decimacuarta noche y todavía éramos llevados a través del mar Adriático,[165] cuando cerca de la medianoche, los marineros presintieron que nos acercábamos a tierra,

[28]y echaron la sonda y vieron que la profundidad estaba a ciento veinte pies, un poco más adelante y volviendo a echar la sonda, era noventa pies.

[29]Temiendo que nos abalanzáramos sobre las rocas, soltaron cuatro anclas de la popa y oramos para que llegara la luz del día.

[30]En este punto la tripulación intentó abandonar el barco; bajaron el bote salvavidas al mar, aparentando que iban a echar las anclas de la proa.

[31]Shaúl le dijo a los oficiales y soldados: "A menos que estos hombres permanezcan en la nave, ustedes mismos no se podrán salvar."

[32]Entonces los soldados cortaron las amarras del bote salvavidas y se fue a la deriva.

[33]Un poco antes de que rompiera el día, Shaúl alentaba a todos a comer, diciendo: "Hoy es el decimocuarto día que han estado en suspenso y teniendo hambre, sin comer nada.

[34]Por lo tanto, les aconsejo que coman algo; lo necesitan para su propia supervivencia. Porque ni uno sólo de ustedes perderá ni un cabello de sus cabezas."

[35]Cuando había dicho esto, tomó pan, pronunció una berajah a YAHWEH delante de todos, lo partió y comenzó a comer.

[36]Con la valentía restaurada, todos comieron algo de alimento.

[37]Por todos, estábamos doscientos setenta y seis de nosotros en el barco.

[38]Después que comieron todo lo que quisieron aligeraron la embarcación echando el grano en el mar.

EL NAUFRAGIO.

[39]Cuando se hizo de día, ellos no reconocían la tierra; pero divisaron una ensenada con la playa de arena, donde decidieron encallar el barco, si esto fuera posible.

[40]De modo que cortaron las anclas y las dejaron en el mar; al mismo tiempo, soltaron las amarras que mantenían los timones fuera del agua. Entonces izaron al viento la vela de proa y enfilaron hacia la playa.

[41]Pero, dando con un lugar donde se encuentran dos corrientes, hicieron encallar la nave allí mismo en un banco de arena. La proa se clavó y quedó inmóvil, mientras que la popa se abría con la violencia de las olas.

[42]En este momento los soldados acordaron matar a los prisioneros, para que ninguno nadara y se escapara.

[43]Pero el oficial, queriendo salvar a Shaúl, les impidió llevar a cabo su plan. Mandó que los que pudieran nadar se tiraran por la borda primero y se fueran a la orilla,

[44]y que los demás usaran tablas u otros objetos del barco que pudieran encontrar. Y así fue como todos llegamos a tierra sanos y salvos.

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